El trajín de entradas y salidas de personalidades que se produjo ayer en el Clínic despertó la curiosidad de decenas de barceloneses, una sociedad caracterizada por su discreción. Por la tarde, los curiosos llegaron a superar los dos centenares, que aplaudieron y vitorearon a cualquier visitante conocido, aunque la palma se la llevaron los príncipes de Asturias.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de mayo de 2010