Nuestros preclaros líderes políticos han anunciado con gran bombo y platillo la reestructuración de las cajas de ahorros y la reforma de su legislación, como una medida importantísima para la solución de la crisis económica. Craso error.
Como cualquier municipalista conoce, nuestro país, cuenta con más de 8.000 entidades locales, la mayoría de ellas rurales. En estos municipios se ubican oficinas de cajas de ahorros, muchas de ellas de implantación provincial o autonómica. La fusión de estas cajas lo único que va a ocasionar son perjuicios para la economía: cierre de oficinas (con el consiguiente aumento del paro, y disminución de ingresos de la Seguridad Social), que se traducirá asimismo en la pérdida de ingresos de los propietarios de los locales alquilados por las cajas, locales que posiblemente, dada la situación actual, no se volverán a alquilar en unos años, lo que supondrá de paso una disminución de ingresos a las empresas eléctricas, de gas, agua, despidos de personal de limpieza, en fin una cadena de despropósitos.
Por el otro lado, el único beneficio se lo llevarán las cajas grandes, poderosas.
Estos intereses han quedado expuestos perfectamente al desbloquearse la fusión de cajas gallegas, tras solucionarse el único obstáculo real, a saber, el reparto de cargos y el dominio de los órganos de gobierno de la caja fusionada. Como siempre el pez grande se come al chico.
De paso la pirámide se vuelve a invertir, así hasta que el sistema se vaya abajo. Al final Carlos Marx acertará en sus predicciones.
Tras esta medida vendrá el ataque definitivo a las pensiones y los funcionarios, grandes rémoras de nuestra Administración pública.
Si de verdad quieren adoptar medidas para salir de la crisis, que apliquen medidas en otro sentido, hacia las entidades financieras que se están forrando con la especulación de la economía, las grandes petroleras (carteles monopolísticos por cierto). Aunque puestos ya, también podrían fusionar ministerios, comunidades autónomas, o partidos políticos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 12 de mayo de 2010