La muerte de Loli Amaya ya tiene precio. Juan Manuel Jiménez Sánchez, de 26 años, ha sido condenado a pasar en prisión 25 y medio por haber asesinado a la dependienta de una colchonería de Chiclana (Cádiz). El crimen, ocurrido el 14 de febrero de 2008, había generado una gran conmoción en la ciudad. Durante los 12 días que se tardó en detener al culpable, el Gobierno ordenó redoblar la seguridad para aplacar el pánico creado.
De nada le sirvió al acusado desmentir a su abogado, un letrado de oficio, y negar durante el juicio ser el responsable de la muerte. La sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz deja claro que la mató y que tuvo intención de hacerlo con plena consciencia.
Según los hechos probados, Loli Amaya, de 25 años, se disponía a cerrar la tienda en la que trabajaba cuando Juan Manuel Jiménez entró y la amenazó con un cuchillo. Solo unas horas antes había robado con el mismo método 150 euros de una tienda de ropa cercana. Pero Loli se negó a entregarle el dinero y su respuesta fue clavarle el cuchillo. Las heridas le causaron la muerte en sólo unos minutos. Él huyó a pie con la cabeza tapada. Algunos testigos le vieron escapar pero no le identificaron. La sentencia sostiene que Jiménez "padece de trastorno paranoide de la personalidad que no afecta a sus capacidades intelectivas y volitivas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de mayo de 2010