El 20 de mayo leí en EL PAÍS que Hacienda me considera rico oficial. Me parece una broma de muy mal gusto.
Cobro 67.579 euros brutos al año como catedrático de universidad. Ese sueldo incluye diversos complementos de productividad (investigadora, promoción profesional, estancias de investigación en otros países, y alguna otra cosa). Me encanta mi trabajo y le dedico muchas más de las 40 horas semanales de una jornada media. Mi productividad se explica en gran medida por ese placer y esa dedicación.
Comencé mi carrera universitaria cobrando obviamente mucho menos. Si hubiera dedicado menos tiempo a mi trabajo seguramente en estos momentos no sería rico oficial. Lo dicho, me parece una broma de muy mal gusto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de mayo de 2010