Poco podía esperar un ilusionado novillero llamado Castor Jaureguibetia Ibarra, y anunciado en los carteles Cocherito de Bilbao, que aquel club formado en 1910 por un grupo de fervorosos seguidores que le apoyaban llegaría a mantenerse tras 100 años con la fuerza que lo está haciendo.
Fue el 20 de noviembre de 1910 cuando animados por Andrés Santos y Mariano Vicente se reunieron en el Salón Vizcaya de la calle San Francisco. Bilbao tenía auténtica pasión por los toros y por su torero, Cocherito, que en 1904 había tomado la alternativa en Madrid. Más de un millar de personas salió a las calles para recibir al de Begoña a su regreso de un viaje por América. La expectación de este club queda reflejada en que para el año 1920 contaba ya con más de mil socios en una ciudad de cien mil habitantes.
La constante de esta asociación bilbaína ha sido su cercanía a los protagonistas de la fiesta. Las mejores figuras han visitado sus salones para departir con los socios del denominado cochero, la pasión por el animal bravo se destaca en la concesión desde el año 1962 del Trofeo al Toro más bravo de las Corridas Generales. Un club que llegó en plena posguerra a ser el organizador de los festejos de agosto.
Desde el primer presidente, Pedro Viguera, hasta el actual, Leopoldo Sánchez Gil, han pasado ilustres apellidos para alcanzar los cien años de vida. Si Emilio Otaduy fue el gran impulsor, Javier Molero renovó en 1998, hasta volver a superar el millar de socios, la visión de un club que se gestó en 1910 con un doble objetivo su acta fundacional: "Servir de garantía para la fiesta de los toros y proteger a los toreros de la tierra". Dos máximas que han sido el motor del club durante su primer siglo.
Para continuar las celebraciones, a las 18 horas de hoy comenzará el segundo festejo en la plaza de Vista Alegre. Se lidiarán seis toros de Palha (Portugal) para el rejoneador Manuel Lupi y los matadores Víctor Mendes, Juan José Padilla, Rafaelillo, Luis Bolívar e Ivan Fandiño.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de mayo de 2010