La votación de ayer en el Congreso sobre las medidas de ajuste económico ha dejado patentes varias cosas, como que se puede acusar al presidente Rodríguez Zapatero de incoherente y de haber tomado medidas injustas.
Pero, si pensamos que de repente todos los políticos y administraciones están adelgazando sus presupuestos, cabe pensar por qué no lo han hecho antes por iniciativa propia... Y lo que es peor: ¿qué clase de gestores han convertido 10 años de bonanza económica en unas deudas imposibles de gestionar a nivel municipal y autonómico? Nada cuadra. En cuanto al tema de la incoherencia política, siento decir que la decepción debería ser colectiva porque es Europa la que nos obliga a tomar unas medidas dictadas por los mercados que, finalmente, son los que gobiernan nuestra economía. Aunque votemos a políticos sometidos al yugo especulativo. Sin excepción.
Algunos de los que votaron no a estas medidas carecen de problemas de coherencia política y dan un enfoque sesgado y demagógico del asunto. Ni siquiera se han llegado a plantear que esta crisis necesitaba soluciones que cambiarán las reglas del juego para que nada de esto vuelva a suceder. La quimera ha terminado, los tiburones vuelven a nadar a sus anchas y no habrá salvavidas para todos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de mayo de 2010