Puede hacerse. De hecho, el señor Barreda ha reducido a la mitad el número de consejerías, desde las 14 de hace un año a las siete de hoy. Además ha reducido fundaciones, consorcios, empresas y organismos públicos con lo que se prevé ahorrar unos 100 millones de euros. Puede hacerse, ahí está la prueba.
Y ahora me pregunto: ¿Qué pasaría si hicieran lo mismo las restantes autonomías? ¿Y si se planteara lo mismo el Gobierno central? Es más, ¿qué ocurriría si de una vez por todas se considerara suprimir las diputaciones provinciales, cuyas funciones aparte de ser un reducto de poder caciquil, nadie conoce muy bien, y pasar sus competencias, si es que tiene alguna, a los Gobiernos autónomos?
¿Qué ocurriría si se suprimieran las televisiones autonómicas, algunas de las cuales solo son un instrumento de propaganda política, muy caro, por cierto? ¿Y si se recortaran cargos duplicados? ¿Y si se redujera el número de senadores? ¿Y si se suprimieran coches oficiales? ¿Y si se suprimieran asesores y cargos de libre designación en autonomías, diputaciones y ayuntamientos? ¿Y si...?
Imaginen los cientos de millones que se podrían ahorrar. Imaginen, porque verlo, no lo verán, aunque hacerse, puede hacerse.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de mayo de 2010