La entrada del Gobierno en el diálogo social no ha cambiado el escenario. Si antes de su vuelta a la mesa de negociación, la distancia entre sindicatos y patronal hacía difícil el pacto de la reforma laboral, la reunión de ayer no alteró nada. Solo una cosa: en plena convulsión económica queda un día menos para que termine mayo y aumenta el pesimismo y el temor a un potencial fracaso, que puede desembocar en una huelga general.
El lunes finaliza el plazo marcado para alcanzar un pacto y si este no llega, la advertencia del Gobierno, reforzada por la presión del deterioro económico, está sobre la mesa: la reforma laboral se hará por decreto. Algo que en los círculos próximos a La Moncloa, al Ministerio de Trabajo y al PSOE consideran muy próximo. No hay previstas más reuniones. Página 26
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de mayo de 2010