En estos difíciles tiempos que corren es cuando se pone a prueba el grado de fortaleza que se tiene. Resultaba para el PSOE de Andalucía toda una prueba de fuego la resolución del problema surgido ante la necesidad de adelantar la proclamación de Juan Espadas como candidato a la alcaldía de Sevilla. Suponía una grave alteración del calendario oficial del partido, que posponía cualquier decisión a que se superase la presidencia europea de España.
De fondo, también, de esta forma, se ganaba tiempo para resolver el enfrentamiento interno surgido con Tomas Gómez, de la Federación Socialista Madrileña quien, en contra de los deseos de Ferraz, aspira a ser nominado ya, también, como candidato, en este caso a la presidencia de esa comunidad.
Al final, los socialistas andaluces se han salido con la suya bajo la justificación de que estamos ante un caso singular, ya que se trata de sustituir como candidato al actual alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín. El argumento ha convencido en Madrid, no sin tener que superar más de una dificultad y algún que otro encontronazo con el mismo Gaspar Zarrías, responsable de Política Institucional y Municipal del PSOE Federal. Este choque ha sido uno de los casos más llamativos que se han vivido en los últimos años. Habría que rebuscar en las hemerotecas para encontrar una fricción de esta envergadura, al menos en público, con los "federales".
Lo cierto es que la prueba se ha superado con creces después de un intenso y discreto trabajo con las bases del partido en la capital andaluza. Determinados personajes, que ya están fuera de ese escenario, auguraron aquí una tarea imposible si no eran ellos los que pilotaban el proceso ya que, advertían, las distintas agrupaciones de barrio estaban bajo su control. Una vez más, el sentido de la responsabilidad y la madurez de los socialistas hispalenses se han impuesto.
La foto de Espadas arropado por todos los dirigentes ha sido la mejor respuesta para esos escépticos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de mayo de 2010