El acercamiento de un grupo de presos de conciencia cubanos a cárceles cercanas a sus residencias, que comenzó el martes, es sólo el primer paso de un proceso que involucra a la Iglesia católica cubana y al Gobierno de Raúl Castro, y cuyo objetivo es la excarcelación de los presos políticos, o al menos de los más enfermos.
El 1 de junio, dos semanas después de la entrevista que sostuvieron Raúl Castro y el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, las autoridades trasladaron a los primeros seis opositores de las prisiones donde cumplían sentencia a otras cercanas a sus casas.
Según la disidencia, en Cuba hay alrededor de 200 presos políticos, de los cuales 53 son miembros del denominado Grupo de los 75 y son considerados por Amnistía Internacional como prisioneros de conciencia. Entre 15 y 17 opositores podrían beneficiarse de las medidas de acercamiento de presos y alrededor de 26 que están enfermos podrían ser hospitalizados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de junio de 2010