La última propuesta del ciclo Radicals Lliure, del siempre sorprendente compositor y director escénico Heiner Goebbels, es curiosa. Un concierto sin músicos. Un horizonte artificial y cambiante. Una composición de notas al piano, sonidos varios, voces remotas, luces y agua. Un escenario diáfano que se llena de posibilidades: de teclas que tocan solas, de superficies que se inundan, de haces de luz que trazan líneas geométricas. Podría ser la banda sonora de un cuento. Y el cuento mismo.
Stifters Dinge (Las cosas de Stifter), estrenado en el festival de Aviñón de 2008, es tan multimedia como multisugestivo. Si el virtuoso y maravilloso Eraritjaritjaka (Teatre Nacional de Catalunya, 2005) estaba inspirado en textos de Canetti, este parte de los de Adalbert Stifter, escritor austriaco romántico de enorme carga simbólica.
STIFTERS DINGE
Creación, música y dirección: Heiner Goebbels. Escenografía: Klaus Grünberg. Espacio sonoro: Willi Bopp. Colaboración musical: Hubert Machnik. Teatre Lliure. Ciclo Radicals Lliure 10.
Barcelona, del 3 al 5 de junio.
Dispositivo mecánico
Aficionado a los paisajes agrestes, Stifter suele expresar a través de ellos el estado anímico de sus personajes. Un fragmento de Apuntes de mi bisabuelo suena en off y nos remite a un bosque helado, petrificado, crujiente, que, a su vez, conecta con otro texto suyo, El sendero en el bosque, en el que el protagonista, Tiburius Kneight, experimenta una auténtica metamorfosis personal gracias a una excursión, por prescripción médica, a través de un bosque. Y ese paraje, u otro que queramos imaginar, se nos aparece enfrente. Stifters Dinge es eso, un tronco que se va ramificando, un estanque lleno de burbujas, un algo que se reproduce. Podemos dejarnos llevar y sorprender, como Tiburius, o quedarnos al margen.
Una entrevista a Claude Lévi-Strauss nos incita a dar con esas tierras incógnitas que asegura que ya no existen. Un detalle del cuadro Caccia notturna de Paolo Uccello, proyectado sobre el collage de pianos, también. Detrás de esas imágenes, de esas alusiones se intuye un enorme dispositivo mecánico y tecnológico. Stifters Dinge es una recreación de una naturaleza que escapa al hombre. Y le atrapa, aunque no de una manera perceptible y rotunda como lo hacía el universo de Eraritjaritjaka. El de este montaje es más íntimo, más huidizo. En cualquier caso, tras la representación, tanto los espectadores atrapados como los que no se agrupan alrededor de ese dispositivo escénico para averiguar cómo funciona ese calculado conjunto. Y es que finalmente Stifters Dinge es también una instalación conceptual.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de junio de 2010