El sector privado está ausente de la creación de empleo en EE UU. De hecho, los 431.000 contratos netos firmados en mayo -el ritmo más alto en 10 años- se apoyaron básicamente en los 411.000 empleos públicos ligados a la elaboración del censo, que se perderán en breve. El paro, entretanto, cayó dos décimas, al 9,7%.
El indicador de empleo no cumplió las expectativas. Se esperaba la creación de 515.000 puestos de trabajo en el mes. Así que la atención se dirigió inevitablemente a ver qué pasa en el mundo de la empresa, donde se preveía la firma de 175.000 contratos que se quedaron solo en 41.000, lo que para una economía como EE UU es casi inapreciable.
Se confirma así que el incipiente repunte es tibio porque las compañías del sector privado son aún reacias a ampliar plantilla mientras no vean signos de que las cosas mejoran. El dato hizo temer por una recaída cuando se acaben los estímulos activados durante la crisis.
Barack Obama, con el vertido de BP manchando su agenda, se apoyó en lo positivo, como los 29.000 empleos en la industria, para decir que "la economía se hace fuerte". Pero el presidente admitió que una estadística no cura el "daño" de la recesión. De hecho, aún hay 15 millones de parados, de los que 6,8 millones son de larga duración. Y el subempleo ronda el 16,6%.
La economía de EE UU lleva tres trimestres consecutivos de crecimiento. Pero necesitaría crecer entre un 5% y un 7% para lograr una reducción de un punto porcentual del paro. Es el doble que en el primer trimestre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de junio de 2010