Lo malo no es que un club de fútbol haya contratado a un entrenador a cambio de decenas de millones de euros -¿será por dinero?- o que le pague un sueldo millonario que más vale no mencionar. Lo malo es que a partir de ahora todos los medios de comunicación, todas las cadenas de televisión en sus telediarios y en horario de máxima audiencia, reservarán un espacio para las declaraciones que tenga a bien hacer nuestro protagonista, juegue o no juegue, gane o pierda su equipo.
Así que tendremos que tragárnoslo todos los días y de esa forma podremos recordar constantemente que con lo que él gana podría pagarse el salario de varios Gobiernos o el subsidio de cientos, tal vez miles de parados, por poner un ejemplo.
Así es el mercado, así son los negocios y económicamente será incluso rentable, pero humanamente siento una infinita vergüenza de pertenecer a una sociedad que ha llegado a esto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de junio de 2010