"Sabemos que [los secuestrados] están bien". Así de categórico se mostró ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, un día después del viaje por sorpresa que hizo el domingo a Mauritania, donde el 29 de noviembre del pasado año fueron capturados los voluntarios catalanes Roque Pasqual, Albert Vilalta y Alicia Gámez. Esta última fue liberada el 11 de marzo.
Moratinos admitió que "lógicamente" había abordado la situación de los dos rehenes que siguen en poder de Al Qaeda del Magreb (AQMI) durante su entrevista con el presidente mauritano, Mahamed Ould Abdelaziz. Exteriores sostuvo el domingo que el viaje no guardaba ninguna relación con el secuestro.
También se abordó en Nuakchot, según el ministro, la conferencia de donantes para Mauritania, que se celebrará en París el 22 y 23 -la primera tras el golpe de Estado de 2008- y la lucha contra la inmigración irregular, entre otros asuntos.
El reo mauritano fue el lugarteniente del secuestrador de los españoles
Moratinos aseguró que el Gobierno trabaja "a diario" para "acelerar al máximo la liberación" de los rehenes y que "la discreción y la confianza en los esfuerzos" que se hacen son "elementos esenciales" de su estrategia. El ministro pidió a Abdelaziz, según fuentes mauritanas, la excarcelación de un preso islamista, el mauritano Taghi Ould Youssef, que fue el lugarteniente del argelino Mokhtar Belmokhtar.
Este cabecilla de Al Qaeda tiene en su poder, en el norte de Malí, a Vilalta y Pascual. Además de un rescate pecuniario exige ahora, para liberar a sus cautivos, la puesta en libertad del que fue su mano derecha.
En busca y captura desde 2008, Taghi Ould Youssef fue detenido en Níger a principios de la primavera y el 3 de mayo fue extraditado a Mauritania a bordo de un avión marroquí.
El 2 de mayo, el juez antiterrorista mauritano le inculpó de "intento de secuestro y recaudar fondos para costear acciones terroristas" y ordenó su ingreso en la prisión central de Nuakchot.
El Gobierno mauritano se ha opuesto al intercambio de presos por rehenes. En febrero llamó a consultas a su embajador en Malí después de que este país accediese a soltar a cuatro reos reclamados por Abu Zeid, otro cabecilla de AQMI.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de junio de 2010