Jérôme Kerviel, el operador de Bolsa más famoso de Francia, el trader que hizo perder en enero de 2008 casi 5.000 millones de euros a la Société Générale a base de una cadena de operaciones arriesgadas, compareció ayer en París a la primera jornada del juicio en el que encara una pena de cinco años y una multa de 375.000 euros. Y ante el juez aseguró que sus jefes estaban al corriente. "En la oficina de cambio, estábamos a 50 centímetros unos de otros: todo se veía, todo se oía", manifestó.
Kerviel, que respondió también a preguntas sobre su trabajo ("llegaba a las siete de la mañana y me iba a las doce de la noche") y su condición ("no soy un genio, soy un operador normal"), añadió que actuó así, arriesgando mucho, impulsado por los "ánimos de sus superiores".
El juicio, que durará unas tres semanas y en el que comparecerán más de 40 testigos, deberá aclarar si Kerviel actuó en solitario o con la connivencia tácita de sus jefes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de junio de 2010