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Una rueda de prensa de un futbolista suele ser un rosario de tópicos. "Once contra once"; "no hay rival pequeño"... Aislados en su burbuja, se ponen a la defensiva cuando surge una pregunta que se desvía del carril. Este tic se volvió a dar el pasado lunes en la conferencia previa al último partido de preparación de la selección antes del Mundial.
Solo podía comer cuando él estaba en casa. La violaba, insultaba y pegaba de forma reiterada. La obligaba a ponerle las zapatillas, a lavar y planchar la ropa para después revolverla y a servirle agua siempre que tenía sed. Durante ocho meses, Aquilino O. D., de 47 años, presuntamente retuvo y maltrató en su piso de Barakaldo (Vizcaya) a una joven marroquí de 21 años a la que había contratado como asistenta.
La tragedia de los pelícanos y los patos les queda lejos del corazón. Les importa muy poco si no vuelven a comer una gamba en su vida. No es la insensatez la que habla, ni el egoísmo, es el dolor. Habla el dolor. Dicen que saben que el desastre ecológico causado el 20 de abril por la explosión y el posterior hundimiento de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon es mayúsculo y que las consecuencias se notarán durante años, pero en las últimas ocho semanas ellas solo lloran por una razón: han perdido al hijo, al nieto, al novio.
La salud digital (o e-Salud) tiene ante sí muchos retos, pero dos son los mayores, según el documento que los expertos reunidos por Atomium Culture y la Universidad Autónoma de Madrid entregaron ayer al director general de Calidad del Ministerio de Sanidad, Pablo Rivero: la brecha digital y la necesidad de coordinación y liderazgo.