El trágico accidente laboral ocurrido a bordo del buque turco Kema Kal, en el que murió un trabajador y otros dos resultaron heridos graves por una concentración de gases tóxicos, no será investigado ni por la policía ni por la justicia española. El siniestro se produjo a 13 millas de la costa de Chipiona (Cádiz), pero en aguas internacionales, por lo que serán las autoridades turcas las que investiguen el suceso. El barco permanecerá fondeado en la localidad gaditana hasta que consiga recomponer su tripulación. Según la Guardia Civil, que realizó la única inspección ocular permitida a bordo, todo apunta a que los gases tóxicos procedían de una cuba con aceite de girasol.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de junio de 2010