Enorme indignación produce el tijeretazo de 600 millones de Ayuda al Desarrollo para países de pobreza y endeudamiento extremo, mientras se mantienen privilegios de políticos como pensiones vitalicias, superposición de salarios públicos, dietas y complementos jugosos, séquitos de asesores de libre disposición, sueldos incontrolados de alcaldes y concejales...
Solo queda hacer un llamamiento a los dirigentes de este país para que hagan un ejercicio de responsabilidad y sentido común recortando privilegios y dando ejemplo en la difícil situación que nos encontramos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de junio de 2010