Tejido y volumen, metal aliado al plástico o al cristal. Lo blando y lo duro, el claro y el oscuro se entremezclan en las obras del escultor Pepe Galán (A Coruña, 1955) que se exponen hasta el 25 de julio en el Kiosco Alfonso de su ciudad natal. Es la primera retrospectiva de un artista que partió de la pintura, la serigrafía y el grabado para luego aplicar estas artes a la escultura.
En el recorrido por 25 años de trayectoria a través de 76 piezas, se aprecian distintas reflexiones sobre la luz y los metales, fundamentalmente, aunque ya en la última década se imponen obras realizadas con materiales recuperados como parabrisas de coches o camiones. Son obras que hablan de "territorio, emigración y memoria colectiva", reflexiona el artista.
Y pese a la frialdad y vacío del metal, son piezas con sonoridad, coinciden en reseñar en sendos textos en el catalogo de esta muestra el escritor Manuel Rivas y el crítico David Barro. "La naturaleza grita en Galán su morse de silencios", afirma Rivas. "En estas piezas es posible escuchar intuitivamente el golpe del impacto", asegura Barro.
La catástrofe del 0Prestige y su repercusión social tiene presencia en esta exposición, con múltiples piezas que interpretan el May day, la señal internacional de socorro que el viejo petrolero emitió cuando empezó a hacer aguas frente a Fisterra el 13 de noviembre de 2002 en pleno temporal. "Nosotros no emigramos que marchen ellos", reza, en gallego, una maleta creada por Galán para una de las multitudinarias manifestaciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de junio de 2010