La ONU da un ultimátum a Irán. Sanciones por el ambiguo programa atómico: embargo armamentístico, control marítimo, cerco financiero, vigilancia sobre el Banco Central, bloqueo nuclear.
Me pregunto: ¿qué lugar ocupan Irán e Israel en el concierto internacional? ¿Se trata de países con rangos diferentes? ¿Por qué unos tienen bula y otros no? Israel tiene el récord mundial de incumplimiento de las directrices y sanciones impuestas por el mismo organismo de naciones. Ha seguido haciendo lo que le ha dado la gana.
El que Israel considere que es un país en riesgo permanente le autoriza a todo. Es el paladín de la perversión globalizada. Las vidas de los demás no cuentan, no tienen ningún valor, recientemente lo hemos constatado una vez más (y van...), en el abordaje a un buque de ayuda humanitaria. No hablan de personas, hablan de números, y como son pocos y no son de los suyos, no importan.
¿Por qué esa constante preocupación por Irán y su desarrollo nuclear? ¿Acaso Israel no posee, no solo uno de los ejércitos más desarrollados del planeta, sino también armas nucleares de destrucción masiva?
En virtud de todo eso, preparémonos para destruir Irán, el gran peligro para el mundo de Occidente. Que alguna voz se haga oír y pida sanciones para Irán, pero, por favor, también para Israel.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de junio de 2010