Cuando una o varias empresas quiebran, no por desastres naturales, sino por la mala gestión de sus propietarios, las consecuencias son: 1. Los trabajadores se quedan sin trabajo; 2. Los acreedores, las empresas que han suministrado productos o servicios, se quedan sin cobrar. Pero los propietarios no responden con sus patrimonios. Un ejemplo claro y de plena actualidad son los dirigentes de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual. La pregunta es: ¿Y por qué.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 15 de junio de 2010