Continuamente aparecen noticias sobre la intención del Gobierno de prohibir -otra cosa más- fumar en recintos cerrados para proteger la salud de los empleados de esos establecimientos, así como de los clientes no fumadores. Esta iniciativa va a tener consecuencias en términos de pérdidas de los pocos votos que van quedando (enfado de los fumadores) y pérdidas económicas importantes por menor recaudación y menor negocio en la hostelería (por más que lo niegue la ministra del ramo). En cualquier industria en la que se generan vapores perjudiciales hace mucho que el problema se resuelve instalando medidores de la sustancia perjudicial de que se trate, y se instala un sistema de ventilación que evita la permanencia del contaminante en el aire, sin cerrar las industrias y sin contaminación. ¿Tan difícil es poner detectores del nivel de humo ambiental e instalar sistemas de ventilación? Así, ni se molesta a nadie ni se perjudica a nadie. ¿O el objetivo, otra vez, es ser los más modernos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 15 de junio de 2010