Microsoft se lleva en E3, la feria del videojuego de Los Ángeles, las alegrías que no tiene en otros campos. Por segundo año presentó su proyecto Natal -ahora Kinect- y por segundo año asombró. Su tecnología para jugar sin hilos ni mandos, que se venderá en noviembre, está llamada a revolucionar el sector del videojuego en un momento que vive una recesión, por culpa de la crisis económica general, pero también por una nueva forma de ocio electrónico que la industria no había previsto: el teléfono móvil.
Kinect es de esas novedades que anima a cambiar de consola y a comprarse unos cuantos juegos, como hace pocos años lo consiguió Nintendo con la Wii, y hace más Sony con la Play.
También Nintendo, con la portátil en tres dimensiones, sin necesidad de gafas, está llamada a resucitar las ganas consumistas de los aficionados, porque su nueva consola parece ser tan simple como innovadora. En la tradicional lucha de tres, en esta edición ha quedado descolgada Sony quien, aún sin consolidar su Play3, no ha sabido quitar protagonismo a su competencia; sus novedosos mandos parecen una evolución de Nintendo.
La Navidad 2010 será decisiva para comprobar el impacto de Microsoft en la industria del entretenimiento, donde ya triunfa con el juego en línea. Éste y el juego en los móviles van a seguir creciendo al margen de crisis. Quizás el próximo año, la competencia no se llame Play, ni Xbox ni Wii. Quizás se llame iPhone.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 17 de junio de 2010