Tras conquistar todas las cimas del mundo, ¿le queda algo por hacer? He tenido que dejar mucho de lado por la montaña. Sobre todo, crear una familia. Ahora me gustaría formarla, pero, bueno, es una cosa que no se puede forzar.
¿Cuelga las botas de monte, entonces? Bajaré el ritmo, eso seguro, lo que no voy a hacer es subir ochomiles cada año.
¿Alguna novedad en el pleito que mantiene con Miss Oh, la montañera coreana que se le adelantó al título de "primera mujer en subir los 14 'ochomiles" por unos días? La cosa está impugnada. Y la máxima experta en ello, [la periodista] Elizabeth Hawley, está investigando. El veredicto tardará
¿Cuál es el hueso más duro de roer de los 'ochomiles'? El K2. Es la más complicada técnicamente. La fama es totalmente justa. Si a eso le añades que sufrí congelaciones
¿Qué siente uno al congelarse? No te enteras. En la montaña a veces te crees capaz de más de lo que eres capaz, y eso puede ser peligroso.
La superación en la montaña, más que un deporte físico, parece un ejercicio mental. Siempre lo he dicho. La montaña es 75% mente y 25% cuerpo. Hay que estar dispuesto a sufrir.
¿Qué hace al regresar a casa? Una buena comida, una ducha
¿Cuál fue el primer monte al que ascendió? Alguno cerca de Tolosa, el Txindoki quizá.
¿Y el que más conjuraba su imaginación? El Cervino, una montaña [suiza] que estuvo siempre en la cabecera de mi cama.
¿Qué quería ser de mayor? Lo que soy ahora o algo parecido. Siempre que veía a los limpiacristales colgados del vacío le decía a mi madre que quería dedicarme a eso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de junio de 2010