Si algo hemos sacado en limpio de la crisis de las cajas de ahorro es que hay dos clases, las dirigidas por políticos, y tenemos a CCM como más claro ejemplo, y las dirigidas por profesionales como La Caixa, Cajastur y Caja Murcia, al igual que las vascas. Caja Madrid es un caso singular que por su importancia y volumen ha jugado a los dos palos.
Los resultados se ven ahora perfectamente, las profesionalizadas son las que van a liderar el futuro. A la vista de lo acontecido es claro que hay que cambiar la legislación actual sobre las cajas y en mi opinión habría que hacer lo siguiente: las comunidades autónomas solo podrán influir en el destino que se le dé a la obra social, pero en lo referente al Consejo de Administración, así como a los cargos directivos, no deben tener poder ninguno, dejando que las cajas se gobiernen como si de bancos se tratara.
Lo que no deben continuar siendo las cajas es el refugio de los políticos que no tienen puesto elegible en las listas electorales, ni tampoco el "retiro dorado" para muchos sindicalistas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de junio de 2010