A las 13.05 horas del 25 de abril de 2007, Miguel García López conducía el tren de media distancia número 2424 y se disponía a cruzar el paso a nivel de Valga, que atraviesa la parroquia de Campaña. Aunque había reducido la velocidad, continuaba su marcha sin atender la señalización en la cabina. Desconectó la indicación que recibía sobre el estado de las barreras. De no hacerlo, el tren se hubiese parado automáticamente.
Mientras tanto, en el paso a nivel, las barreras se habían levantado y estaban comenzando a pasar los cuatro coches que esperaban su turno para atravesar la vía. Era un día de sol y hacía calor. Nadie se percató del problema: debido a una tormenta, las barreras se habían accionado varias veces en los últimos días de forma descontrolada.
En el tercer lugar de la cola estaba el Renault Laguna, pero adelantó al tractor que le precedía y que tenía el motor apagado. El conductor del tren trató en el último momento de efectuar una frenada de emergencia, por no pudo evitar el choque lateral contra el Renault, del que arrastró casi dos kilómetros varios pedazos de carrocería. Sus tres ocupantes murieron en el acto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de junio de 2010