Telefónica y Portugal Telecom (PT) no se dan tregua. A menos de una semana de la junta en que la portuguesa debe decidir si acepta la oferta de 6.500 millones de la española por su parte en la brasileña Vivo, PT maniobra para impedir el voto a los accionistas que compraron el 8% de su capital a Telefónica.
Su presidente ejecutivo, Zenial Bava, acusó de "traición" a Telefónica por la oferta y cuestionó que la venta del 8% del capital a inversores haya sido real. Bava insinúa que se trata de un aparcamiento, una especie de préstamo para lograr que esas acciones voten en la junta y eludir el posible veto a Telefónica por conflicto de interés.
Bava se basa en que Telefónica ha contratado una cobertura a través de tres equity swaps. Son derivados con los que se protege para el caso de que tenga que volver a comprar ese 8% en el mercado y entregárselo a PT, en cumplimiento de las condiciones de su oferta sobre Vivo.
"Yo creo que aquí hay fuera de juego. Vamos a ver lo que decide el árbitro", dijo Bava en referencia a la comisión de valores y al presidente de la junta, que deben tomar la decisión.
Telefónica, sin embargo, cree que ha sido un gol legal. La española ha dejado claro ante el supervisor portugués que esa cobertura se liquida en metálico por diferencias, es decir, que no hay entrega de las acciones. Telefónica confirmó también ayer que no tiene ningún pacto u opción de recompra y que los compradores votarán libremente sobre la oferta (aunque es obvio que los intermediarios han vendido a potenciales aliados).
Telefónica aclaró también que ha vendido toda su participación indirecta (el 1,49% de PT) y parte de la directa (el 6,49%) por un precio total de 630 millones. Telefónica dice que no sabe quiénes compraron, pero los datos suministrados muestran que el grueso de la participación, un 4,24%, lo compró el fondo de alto riesgo (hedge fund) TPG-Axon.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de junio de 2010