Dos millones de usuarios se quedaron ayer en tierra por la huelga del metro de Madrid. Los trabajadores del suburbano incumplieron los servicios mínimos (fijados en el 50% de los trenes), que sí habían respetado el lunes, cuando se inició el conflicto con el Gobierno regional por su decisión de rebajarles el sueldo como a los funcionarios. El paro del principal medio de transporte urbano colapsó la capital: atascos, largas colas para autobuses atestados, taxis ocupados y trenes de Cercanías a rebosar para acceder a la ciudad. Metro intentó abrir la línea del aeropuerto con ayuda policial. No sirvió de nada. Ningún conductor quiso conducir el convoy.
Editorial en la Página 24
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 30 de junio de 2010