Mis primeros recuerdos mundialistas intuyo que vienen de Suecia, allá por el 58. Aunque no soy muy aficionado al fútbol, empecé a ver los partidos y me llamó mucho la atención un jugador de Brasil que llevaba el número 10. Creo que se llamaba Pelé...
Me entusiasmó su manera de jugar porque yo defiendo la intuición, el desparpajo, la creatividad. Y él lo tenía todo. Es bonito descubrir la eclosión de un genio. Me dejó entusiasmado en aquel momento, y eso que el fútbol nunca ha sido mi fuerte.
Los Mundiales son muy complicados y este año hemos tenido un arranque que nos podía haber pasado factura, pero parece que se han repuesto y por lo menos, por lo menos... jugarán la final.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de julio de 2010