La victoria de España sobre Holanda, que se hizo esperar hasta el minuto 116 del partido tras una angustiosa prórroga, retrasó la fiesta. Pero esta llegó. Las calles de toda Andalucía se llenaron de miles de personas justo en el momento en el que el árbitro dio el pitido final. Nada más concluir el partido, las banderas de España inundaron la geografía andaluza. La alegría se desbordó y los gritos de "España" y de "campeones" retumbaron por todos los rincones. La emoción se propagó, como se observa en la imagen tomada en Sevilla en la Puerta de Jerez. Y estalló la fiesta al toque de las bocinas de los coches y los cohetes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de julio de 2010