Hace tiempo, mucho antes de que los trenes de alta velocidad uniesen ciudades lejanas entre sí como Madrid y Barcelona en poco más de dos horas y media de tiempo, un inventor llamado Alejandro Goicoechea trasteaba con una nueva máquina llamada Talgo. Goicoechea y José Luis Oriol pusieron en marcha el primer tren Talgo hace 60 años, que se llamaba Talgo II. El Talgo I fue un prototipo que se construyó en Oñate (Guipúzcoa) para hacer pruebas, pero nunca hizo viajes comerciales.
La marca está de aniversario. El Talgo II, impulsado por el empresario José Luis Oriol, se fabricó en Estados Unidos porque la tecnología que se requería para su fabricación no existía entonces en España.
El 2 de marzo de 1950, el jefe del Estado, Francisco Franco, inauguró el primer convoy, "un tren que en las altas esferas técnicas no se entendía, dado que era muy ligero, 550 kilos por metro de tren, 3.500 kilos por eje, gran confort y aire acondicionado, que todavía no existía en España", rememora la compañía en un comunicado. "Hoy diríamos que es el tren de menor consumo por plaza, o sea, el más ecológico del mundo", añade con ironía.
Las pruebas ya se habían iniciado en 1949 con los trenes Talgo II, alcanzando velocidades "insospechadas para la época". En Portugal se alcanzó el récord con 132 kilómetros por hora.
El modelo ha ido evolucionando a lo largo de las décadas. Ahora, el más novedoso, es el que recorre las vías del AVE.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de julio de 2010