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Crítica:Danza | MIRROR AND MUSIC

Impacto reiterativo

Fascinante e hipnótico, bello imaginativo, pero también aburrido por su reiteración es el vocabulario coreográfico de Mirror and Music, del creador japonés Saburo Teshigawara frente a su grupo Karas. Este espectáculo era una de las perlas de la presente edición del Grec, y el público, que llenó anteanoche en el Teatre Nacional de Catalunya, aplaudió calurosamente.

Mirror and Music es una pieza soberbia, con un baile de caudalosos registros que engloba la danza clásica, la contemporánea y el butho. Oriente y Occidente, modernidad y tradición se cristalizan en un lenguaje innovador. Es una obra en la que la luz y la sombra, el ruido ensordecedor y la serenidad de la música barroca envuelven el baile de los ocho intérpretes. Sus cuerpos aparecen y desaparecen en un escenario austero. Movimientos que se multiplican, baile cautivador que se repite en un efecto de espejo muy seductor. Gesto desnudo y puro que aparece y desaparece a través del destello intermitente de un perverso juego de luces.

MIRROR AND MUSIC

Saburo Teshigawara + Karas. Coreografía, escenografía, luces y vestuario, S. Teshigawara. Selección musical de S. Teshigawara y Izumi Nakano. Teatre Nacional de Catalunya. Barcelona, 17 de julio.

Cada intérprete baila su solo. Cuerpos magníficos, dóciles y sensuales, agresivos y altaneros. Mención especial merece el solo de Teshigawara, cuyo cuerpo muestra su sabiduría gestual y espiritualidad. Espectáculo bello y austero, pero también cansino. Teshigawara logra clavar al espectador en su butaca fatigándole con un soberbio baile que se repite hasta la saciedad. Su provocación logra su propósito: cansar al espectador.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de julio de 2010