A Rajoy le gustan tan poco las preguntas, que nunca nos ha contestado una básica: ¿por qué le gustan tan poco las preguntas? Estamos en verano, el mejor momento para especular, así que allá voy. ¿Y si buscamos cómo empezó todo? Rajoy y el británico David Cameron han dedicado toda su vida a la política. Ambos empezaron a los 25 años. El líder del PP era el registrador de la propiedad más joven de España, y dejó su plaza para ocupar un escaño de diputado autonómico en Galicia, en 1981, por Alianza Popular. Los periodistas le quedaban aún muy lejos.
Cameron arrancó de manera muy diferente: asesoraba a John Major para las ruedas de prensa ¡diarias! que, en plena campaña electoral y como es tradición, ofrecía el sucesor de Thatcher. Cameron se levantaba a las 4.45 y simulaba con Major las preguntas. "Me echaba a mí todo el veneno, y cuando llegaban los periodistas de verdad estaba más suave", ha contado a algunos colegas del PP.
Puede que de esos polvos vengan estos lodos. Lo primero que hicieron Cameron y Nick Clegg después de pactar fue dar una rueda de prensa conjunta. Rajoy... bueno, ya lo saben, ha llegado a estar ¡seis meses! sin citarnos en Génova, la casa del PP.
Por suerte para nosotros, los periodistas somos capaces de reírnos de casi cualquier cosa. Y las fugas de don Mariano con cada follón en el PP nos han dado grandes tardes. Hemos llegado a apostarnos como geos, uno en cada salida del Congreso, para tratar de cercarle. Sin éxito, que para geos no valemos.
La última escapada fue insuperable. Era un acto en el Matadero, un espacio cultural en Madrid. Rajoy, como siempre, no aceptaba preguntas. Pero le convencieron para que dijera algo de su tema favorito, del que es un auténtico experto: fútbol. Era antes de los cuartos con Paraguay. Gracias a eso pudo pronunciar el clásico entre los clásicos: "No hay enemigo pequeño". Yo daría dinero por poder decir eso ante millones de personas. Un sueño.
Después de ese éxito, Rajoy se iba tan contento. Un compañero gritó: "¿Qué opina de la sentencia del Estatut?". Nos miró estupefacto. ¿Cómo, preguntas de política a mí?, parecía decir. Alguien del PP zanjó: "Solo fútbol, hemos dicho que solo fútbol". Y Rajoy se fue. En ese momento me pareció raro, pero ahora creo que don Mariano tenía toda la razón: hay que concentrarse en un solo tema para no desvariar. Yo llevo 24 horas de padre primerizo, y lo mío ahora son los pañales y los gases. Si ven que escribo tonterías, perdonen, es que no me centro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de julio de 2010