La Santa Sede ha anunciado que "presentará normas más severas, contra los abusos sexuales". A buenas horas mangas verdes. Porque han tenido años para rectificar y poner orden en la gran cantidad de abusos y barbaridades cometidas contra criaturas indefensas e inocentes por parte de muchos representantes de la Iglesia católica, incluyendo a altos cargos. Han protegido y ocultado a muchos de ellos, y desde Juan Pablo II, hasta el actual Papa, han tenido conocimiento de dichos actos sin tomar medidas al respecto.
El poder de la Iglesia, y todos los que defienden la hipocresía de esos comportamientos son los verdaderos responsables de actos ignominiosos, sádicos y crueles, a unas personas que confiaron en ellos y en su religión. Y quienes, a sabiendas, no denunciaron los hechos, son todos cómplices.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de julio de 2010