La actriz madrileña Ana Arias, una de las protagonistas de la serie Cuéntame de Televisión Española, decidió de sopetón una noche que necesitaba salir de Madrid. Hizo la maleta y se fue directa al aeropuerto. Así comienza su aventura.
¿Se fue sin mirar billetes ni consultar nada?
Llegué a Barajas y les dije: "¿A dónde puedo ir ahora mismo?". Era tarde y ya sólo quedaba un vuelo a Marraquech. Pero no pude pagar porque superaba el importe máximo permitido en mi tarjeta.
¿Se quedó en tierra?
Tenía que irme como fuera, así que fui a la cola donde estaba facturando el pasaje y grité: "¿Puede alguien dejarme dinero? ¡Lo devolveré cuando estemos en Marraquech!". Lo mejor es que un pasajero me lo prestó sin pestañear.
Pero, ¿y el alojamiento?
Tenía una amiga que es guía turística en Marraquech, pero le mandé un mensaje y contestó diciendo que no estaba en la ciudad. Pero conocí a unos españoles en el avión y me fui con ellos a su pensión.
Vaya potra.
No solo eso. Al día siguiente apareció un amigo de mi amiga y me alojó en su casa. Y no solo a mí, ¡también a los españoles! Pasamos una noche divertidísima.
O sea, disfrute total.
Y aún queda... Al día siguiente estuve vagabundeando por esa impresionante medina y conocí a otro amigo de mi amiga que también es guía, un tipo encantador llamado Idris, que me dijo: "Voy hoy al desierto. Al ir como invitada mía no tendrías que pagar un duro por nada".
Creo que sé la respuesta.
¡Fue increíble! Dormimos en jaimas y pasamos las noches comiendo, cantando, bailando... Luego Idris me llevó a una casa de comidas en Ouarzazate donde comí la mejor carne de kebab que he probado y habló con el dueño de un hotel donde me invitaron a pasar la noche. Tenía una piscina exterior donde podías bañarte de noche rodeado de palmeras y estrellas.
A todo esto... ¿tenía billete de vuelta?
¡Tampoco! Encontré un cibercafé en un pueblito a las puertas del Sáhara y compré uno saliendo desde Tánger.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de julio de 2010