Algunos incluso dicen que la ecología se está convirtiendo en algo parecido a una religión. Se encarga de luchar contra poderes fácticos, contra los malos y los poderosos. Algunos alzan la voz y acusan. "Estos nuevos hippies destruirían la civilización solo para preservar a los animalitos", "están en contra del progreso".
¿Pero qué es realmente el movimiento ecologista? Surgido en el siglo pasado, tan solo pretende un desarrollo más sostenible, la concienciación de la sociedad para una lucha contra los problemas medioambientales.
Y lo más doloroso para algunos, quiere una oposición al desarrollo de proyectos con el lema de "No todo vale". Las costas no tienen por qué ser destruidas en pro de un mayor turismo. Las centrales nucleares no pueden hipotecar nuestro futuro solo para obtener más energía. El consumismo no puede destruir los recursos de las próximas generaciones.
Y no es cierto eso de que les importe el planeta más que la propia humanidad, pues la lucha porque el planeta siga siendo como es hoy, es simplemente para que la humanidad no perezca en una catástrofe, porque el mundo seguirá existiendo con nosotros en él o sin nosotros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de julio de 2010