Ya conocíamos la cantidad de hipocresía que contiene todo el debate en torno al aborto, pero algunos teníamos la esperanza de que los magistrados del Tribunal Constitucional no cayeran en ella. No ha sido así y algunos magistrados, a través de sus votos particulares, continúan dejando la imagen del tribunal por los suelos. Argumentar sobre el "perjuicio irreparable" que supondría "la eliminación de vidas humanas" o decir que la ley "afecta de un modo intenso a los fundamentos mismos de nuestro sistema de derechos fundamentales" es de una enorme hipocresía.
En este país, por fortuna, la inmensa mayoría de mujeres que quieren abortar lo hacen y todas las que lo han hecho o lo harán tras la entrada en vigor de la nueva ley del aborto lo hubieran hecho igualmente con la anterior ley.
Eso sí, ahora lo podrán hacer con una mayor seguridad jurídica. Por tanto, hablar de "eliminación de vidas humanas" como irreparable consecuencia de la entrada en vigor de la nueva ley es un enorme ejercicio de hipocresía o una clara muestra de que no se sabe en qué país vive uno o, peor aún, que no se sabe de qué se está hablando. Y son magistrados del Constitucional.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de julio de 2010