Al margen del valor que puedan tener los títulos logrados, o el despropósito que suponen las primas recibidas, lo que hay que reconocer y admirar es el fair play de nuestros deportistas internacionales. Desde la selección de fútbol hasta la de baloncesto, pasando por ciclistas y motoristas. La enternecedora imagen de Alberto Contador y su amigo-adversario Andy Schleck, coronando el Tourmalet unidos en un abrazo, es, como el beso de Iker, el turbador retrato de la actual juventud española; una juventud espontánea, sin complejos, modesta. Una juventud que, en lo económico, nada tiene que ver con este grupo de deportistas de élite, y que se merece una vida mucho mejor que la que le estamos dando. Confiemos en que, con ese fair play que les caracteriza, nuestros jóvenes consigan resolver los grandes problemas que la generación de sus padres les hemos dejado en herencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de julio de 2010