Primero se atacaba a los sindicatos por no convocar una huelga general haciendo, decían, seguidismo del Gobierno. Ahora, ya se les ataca desde todos los frentes. Si algo han demostrado en esta crisis ha sido responsabilidad. Esta reforma laboral posiblemente sea la peor de la democracia. Facilita y abarata el despido. Cualquier trabajador fijo actual podrá ser despedido de una empresa aduciendo razones económicas justificadas en "sesudos" informes mercantiles realizados por "prestigiosos" gabinetes de expertos. El despido ha sido abaratado, ya que ocho días de indemnización los va a pagar el Fogasa. Sin embargo, no combate la temporalidad: hasta 2015 no entra en vigor la modificación de la indemnización por despido en contratos eventuales. Por todo esto, hay motivo para convocar una huelga general. Los sindicatos son el último obstáculo para que los de siempre sigan haciendo negocio y tienen que saber que somos muchos todavía los que creemos en ellos, que no hay nada más digno que representar a la clase trabajadora. Hoy no sabemos en qué condiciones serán contratados nuestros hijos, lo único que sabemos es que lo harán en peores que las nuestras.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de julio de 2010