Charles Darwin, en El origen de las especies, escribió que los humanos no son una especie especial, sino que son una más entre todas, que no tenemos ninguna legitimidad moral para exterminar a otros seres vivos que hace millones de años que evolucionan con nosotros.
Nosotros, la sociedad civil, hace tiempo que hemos madurado, no solo en este aspecto ético, sino también en el económico: nos oponemos a financiar espectáculos anacrónicos. Es hora de abordar con seriedad, dentro del Derecho Penal, toda crueldad sobre los animales.
Señores políticos, despierten, hagan caso omiso a las reivindicaciones de la ciudadanía y condenen toda crueldad con finalidad de diversión, ocio o negocio. No se dejen convencer por lobbies que avalan la barbarie con fines lucrativos. Estamos llevando a cabo una campaña internacional para que se pueda legislar en defensa de los animales a nivel europeo. Por favor, escuchen con sentido común y empatía las iniciativas populares.
Pedimos que sus decisiones no sean descafeinadas y que pongan fin a todo tipo de espectáculo o fiesta con animales que tenga como función la diversión a costa del dolor y el sufrimiento de un ser vivo.
No sean miopes, porque las futuras generaciones les juzgarán por todas las decisiones que tomen hoy.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de julio de 2010