Cuba parece avanzar sin pausa... hacia el pasado. Lo que se discute en la isla no es si los dignatarios de la dictadura anunciarán las reformas económicas tan desesperadamente necesitadas; ni de la liberación de presos políticos iniciada por el castrismo, por la sencilla razón de que a los ciudadanos se les mantiene a oscuras sobre la cuestión. De lo que se habla hoy en Cuba es de que Fidel, cuyas apariciones se multiplican tras cuatro años de reclusión, se ha vuelto a poner la camisa verde olivo, la de guerrillero. Y de lo que eso significa. Que según la opinión dominante no es otra cosa que el comandante, cuya salud mejora ostensiblemente, está dispuesto a tomar de nuevo las riendas y disipar eventuales equívocos sobre el rumbo de Cuba.
En apoyo de este regreso a las esencias del régimen comunista -en el improbable caso de que esas esencias hayan sufrido alguna alteración desde que Castro renunciara como presidente- está el discurso conmemorativo del asalto al cuartel Moncada, fecha revolucionaria por antonomasia. Lo más llamativo de la arenga no es que corriera a cargo del oscuro vicepresidente Machado Ventura, un funcionario petrificado. Ni siquiera su contenido: sucintamente, que Cuba no acepta "precipitaciones" (¿?), ni "presiones externas". El mensaje, vacío de proyectos sobre la crítica situación del país, difícilmente habrá sorprendido a generaciones de cubanos adaptados evolutivamente al inmovilismo crónico del régimen. Lo nuevo, lo que a juicio de algunos estudiosos de la hermenéutica castrista avala el redivivo papel de Fidel, es que no abriera la boca el orador esperado y presente, el presidente Raúl Castro. Desde hace 50 años, nunca en esa celebración había faltado el verbo de alguno de los dos hermanos.
Los cubanos saldrán pronto de dudas sobre si lo uno y lo otro -la camisa olivo de Fidel y el silencio clamoroso de Raúl- significan lo que parece que significan. Entretanto, tendrán que conformarse con esperar el libro sobre Sierra Maestra escrito por Fidel, cuya presentación se anuncia el mes próximo, con ocasión de su 84 cumpleaños.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de julio de 2010