Después de atravesar países como Alemania o Francia, resulta descorazonador observar la escasez de áreas de descanso y su precariedad en las autovías de nuestro país.
Teóricamente somos una potencia turística y, además, nuestro país constituye un paso obligado para la inmigración europea procedente del Magreb, por lo que cientos de miles de vehículos atraviesan nuestras carreteras, fundamentalmente durante el verano.
A lo largo de los dos últimos años hemos asistido a una importante inversión pública en materia de infraestructuras a nivel municipal, criticada desde muchos ámbitos. ¿Sería mucho pedir, por su interés social y porque contribuiría a mejorar la imagen internacional de España, que se dignificaran y adecentaran las áreas de descanso de nuestra red de autopistas? Bastaría con dotarlas de agua corriente, aseos, arbolado mantenido y mesas. Creo que todos saldríamos ganando.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de julio de 2010