Los bancos españoles han sido sometidos a un test de estrés y, a excepción de algunas cajas de ahorros, gozan de una salud envidiable. ¿Cómo no van a gozar de buena salud si les confiamos nuestro dinero de forma altruista y luego nos lo prestan de forma interesada y, además, nos cobran comisiones hasta por darle los buenos días al director de nuestra oficina bancaria?
Ahora bien, los especialistas que han comprobado la solvencia de los bancos se han equivocado de pacientes. Los verdaderos pacientes a examinar de estrés son los millones de asalariados hipotecados de por vida y con riesgo de perder el empleo, y quienes piden un préstamo y no se lo conceden porque no son de fiar.
Estos pacientes sí que están estresados y nadie se atreve a hacerles la prueba. ¿Por qué? Porque, si se la hicieran, se verían obligados a emitir un pronóstico reservado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de julio de 2010