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Entrevista:ENRIQUE IGLESIAS | Responsable de la Secretaría General Iberoamericana

"El gran deber de los Estados es civilizar la globalización"

Enrique Iglesias (El Franco, Asturias, 1930) apuesta por recomponer los principios que han llevado la globalización a un sistema controlado por los mercados. El ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo y titular de la Secretaría General Iberoamericana asegura que los Estados han ganado prestigio tras la crisis financiera.

Pregunta: ¿Cómo será el mundo después de la crisis?

Respuesta: Eso es lo que está en discusión: el tipo de sociedad que nos va a dejar la crisis. Y ahí aparecen distintos elementos que confluyen en cómo se vuelve a encontrar un equilibrio mundial en torno a una globalización humanizada. Alguien dijo durante el debate [de ayer en Lezama] que el gran deber del Estado es civilizar la globalización, buscar la humanización de la globalización.

P. ¿Es posible un modelo más social que económico?

R. Lo posible es buscar el gran equilibrio entre lo social y lo económico. La economía tiene sus propias reglas, pero la sociedad, también. Hay que resolver el desempleo, la ancianidad,... El problema es que hay muchos modelos que privilegian lo económico y no tienen sociedad y otros que privilegian lo segundo y no tienen economía. El gran reto es el equilibrio, y sobre todo, quién lo proporciona, si el Estado, la sociedad o la religión.

P. ¿Cree que la globalización se ha desbocado?

R. La globalización se basó en un principio casi fundamental y filosófico de que el mercado sabe hacerlo mejor todo. Eso prevaleció y sobrevoló sobre todas las cosas en los noventa y principios de esta década, e hizo que el Estado se abstuviera de intervenir en el mundo financiero. La abundancia de recursos baratos llevó a una inmensa especulación, codicias y este enorme escándalo que tenemos hoy. En el fondo, lo que está cuestionado hoy es ese principio, es decir, no es verdad que el mercado siempre sabe hacerlo mejor.

P. Por tanto, más Estado y menos mercado...

R. No se trata de restringir el mercado, sino de que el Estado sea más eficiente y capaz de articular esa civilización que se le pide a la globalización. Hay que perseguir el mejor Estado y el mejor mercado. En América Latina hemos conocido el Estado ineficiente y el corrupto y no es ese. Yo he hablado, por ejemplo, de la experiencia indígena. Ellos han descubierto el estilo del bien vivir, que no es el del mejor vivir.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 3 de agosto de 2010