El antiprogre es un progre que se empeña en proclamar que circula en dirección contraria cuando está en una lenta caravana de fin de semana.
- Vive como un progre, siente como un progre, e incluso viste y en todo parece un progre. Pero vota, piensa y habla como un reaccionario.
- No hay que olvidar la comodidad: darle al progre requiere un muy escaso esfuerzo argumentativo. No convirtamos en virtud lo que solo es una facilidad de los tiempos: lo peor del antiprogre es su pereza intelectual.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 3 de agosto de 2010