Solo 13 de los 90 días a los que fue condenada tuvo que padecer Lindsay Lohan entre rejas. Su salida de la cárcel se esperaba para cualquier momento de ayer y el juez decidió que se produjera en la madrugada para evitar el tumulto de fotógrafos y periodistas que hacía guardia. El objetivo fue más que alcanzado, y la actriz, que salió de su celda a la 1:35 de la madrugada (9:35 hora española), no fue alcanzada por flash alguno. De hecho, las crónicas mundiales de su libertad han tenido que ser ilustradas con fotos de archivo.
El buen comportamiento de Lohan y un programa de las cárceles de California con el que se intenta reducir la sobrepoblación en los recintos penitenciarios ayudaron a acortar su calvario entre las rejas, pero la condena de la actriz no termina aquí. Lohan deberá entrar en un programa de rehabilitación para tratar su alcoholismo y drogadicción y tras ello, someterse a controles periódicos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 3 de agosto de 2010