Si la motivación principal de los políticos profesionales fuera el interés general, confeccionarían las listas electorales en función de los méritos y capacidad de cada candidato para ejercer el correspondiente cargo público, incluyendo en ellas a independientes.
Porque de donde no hay no se puede sacar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de agosto de 2010