U2 volvió ayer a los escenarios. Y lo hizo con una pizza debajo del brazo. Después de que una lesión de espalda de Bono, cantante de la banda, interrumpiera en mayo la gira 360 grados, los irlandeses retomaron la carretera (y los aeropuertos) en Turín. Esta vez, además, el contacto de los músicos con el público comenzó veinticuatro horas antes de empezar a tocar. A las 10 de la noche del jueves una pizzería de la capital piamontesa recibió una llamada. Era el agente de U2: quería que sirvieran 80 pizzas margaritas en el Estadio Olímpico, donde el grupo estaba ensayando. No era una broma ni un capricho de estrellas. Iba en serio.
Tres horas después, terminadas las pruebas, Bono, The Edge, Larry Mullen y Adam Clayton salieron del estadio. Sacaron 80 cajas de pizza del maletero de un coche y empezaron a distribuirlas entre las decenas de fans que se disponían a pasar allí la noche para conseguir las primeras filas del concierto."Son grandes. Es una demostración de afecto mejor que cientos de autografos", declaró Massimo, de 29 años, al periódico italiano La Repubblica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de agosto de 2010