Lo de que Mario Draghi, gobernador del Banco de Italia, haya estado directamente implicado en el escándalo griego con la manipulación de las cuentas desde su puesto en Goldman Sachs entre 2002 y 2005, verdaderamente clama al cielo.
El que se pretenda promocionarlo para presidir el Banco Central Europeo ya roza el esperpento. Cuando los ciudadanos de a pie leemos cosas como estas -muy bien el artículo de Soledad Gallego-Díaz publicado el domingo 8 de agosto en EL PAÍS- siempre terminamos preguntándonos quién manda en el mundo.
Ya me gustaría hacer una auditoría en el Banco de Italia, o mejor dicho, ya me gustaría hacer una auditoría en todos los bancos. La cosa está muy clara.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de agosto de 2010