"En mapuche, Nahuel significa tigre". Y el nombre se antoja ideal para un actor joven que parece destinado a grandes cosas y visita un festival cuyo símbolo es un leopardo. Nahuel Pérez Biscayart nació hace 24 años en Buenos Aires y se formó como actor casi por casualidad. "Prefiero hablar de deformación; sería más adecuado", dice. Producto de esa prestigiosa cantera del cine independiente argentino, Biscayart, que ha trabajado en filmes como La sangre brota o El aura, es la gran sorpresa del festival gracias a su interpretación en la película Au fond des bois, coproducción franco-alemana dirigida por Benoît Jacquot.
En esta inusual historia de amor ambientada en la Francia del siglo XIX, el argentino interpreta a una suerte de brujo que establece una relación con una joven burguesa marcada por el sexo, la violencia y la magia. "El director me descubrió gracias a una película argentina y me convocó mientras rodaba en Gales. Su confianza fue sorprendente".
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Hasta ahí, nada tan inusual. Lo curioso del caso es que Nahuel Pérez Biscayart, de orígenes vascos y que no habla una palabra de francés, interpreta su papel en una lengua casi muerta: el patois, una variedad rústica de la lengua de Balzac, que apenas se habla hoy en algunas áreas de la Saboya y la Suiza rural. "Todo lo he aprendido fonéticamente".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de agosto de 2010